El astro argentino transitó su primer año futbolístico con la estela del campeonato mundial siempre presente y un magnetismo en ascenso al punto de atraer de forma inédita a un país de escasa tradicional futbolística como Estados Unidos desde su desembarco en el equipo de MLS.
Lionel Messi transitó su primer año futbolístico como campeón del mundo con la estela de Qatar 2022 siempre presente y un magnetismo en ascenso al punto de atraer de forma inédita a un país de escasa tradicional futbolística como Estados Unidos desde su desembarco en el Inter Miami.
Nadie se le resiste ni lo mira de la misma forma; la coronación mundialista le dio cheque en blanco para el resto de su carrera. Como reza el dicho popular: "El que es campeón del mundo hace lo quiere" y así fue que decidió emigrar a la Major League Soccer (MLS) estadounidense después de terminar un errático paso por Paris Saint-Germain (PSG).
Si quedaban personas que no deseaban recibirlo con laureles, eran los franceses, quienes lo padecieron en la final, por eso le brindaron una fría bienvenida tras el Mundial, algo que motivó sus quejas. La herida estaba fresca y, aunque terminó la Ligue 1 2022/23 como campeón, con 16 goles en 31 partidos, la derrota en octavos de final de Liga de Campeones frente a Bayern Múnich (3 a 0 en el global), dejó sabor a poco.
A la par, inició la lluvia de premios: en enero, la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol lo reconoció como Mejor Goleador Internacional y Mejor Jugador del Mundo; en febrero, recibió el premio The Best FIFA principal, en una recordada gala donde lo acompañó Emiliano "DIbu" Martínez (Mejor Arquero), y Lionel Scaloni (Mejor Director Técnico).
Con un total de 32 goles y 35 asistencias en 75 partidos, dos ligas y una Supercopa locales, terminó la etapa de Messi en su segundo club, y se abrió la especulación de un posible retorno a Barcelona, como también de un arribo a Arabia Saudita, donde el fútbol crece en estrellas y el astro es embajador de turismo.
Él mismo reveló que ambas posibilidades existieron, pero la proyección de una vida tranquila en Miami fue superadora. A comienzos de junio se conoció que arribaría a la liga de Estados Unidos, tal como lo hizo Pelé en 1975. ¿El destino? Inter Miami, joven franquicia de un amigo, David Beckham, fundada en 2018 junto a los hermanos multimillonarios Jorge y José Mas, y con Gerardo "Tata" Martino como director técnico.
La fiebre rosa fue inmediata: los rincones del país se llenaron de indumentaria de un equipo horas antes ignoto, mientras los portales de deportes se cargaron con la MLS y los cálculos de cuántos puntos necesitaba Inter -último de la tabla- para alcanzar los playoffs.
Pero uno de los momentos más recordados del año de Messi fue su debut en Estados Unidos, donde deleitó a un improvisado y colmado estadio DRV PNK, a celebridades norteamericanas, al propio Beckham y a los argentinos que siguieron el partido como un bonus track de Qatar, con un memorable tiro libre sobre la hora que ingresó en el ángulo superior derecho del arquero mexicano de Cruz Azul, Andrés Gudiño.
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